Sin darnos cuenta empleamos expresiones que tienen más alcance del que voluntariamente quisiéramos dar. Es por simplificar, desde luego, pero muestran, en el fondo, el lugar donde nos podemos encontrar.
Se
le da en llamar “tradicional” a algo que, en realidad, consideramos ANACRÓNICO.
No son pocos quienes defienden la modernidad o la modernización del Escultismo,
defienden que la Sociedad ha evolucionado y el Escultismo de otras épocas no
puede estar vigente hoy. A esos planteamientos acompañan el aborrecimiento de
uniformes o, al menos, uniformes que no evoquen a algunos tendencias
militaristas o de otras épocas políticas.
Y en
esa “carrera” en la adaptación del Escultismo a los siempre tiempos actuales,
nos podemos ir quedando sin Escultismo. Podremos virar los grupos scouts, o los
scouts, hacia actividades exclusivamente de salón y/o actividades netamente
urbanas, constituyendo dichos grupos en burbujas que se excluyen de la Sociedad
y de la realidad social. Y perdemos ése escenario de Naturaleza que tanto ha
distinguido al Escultismo. Incluso abandonamos el núcleo del Escultismo: el
Sistema de Patrullas.
El
término “Tradicional” se emplea en rechazo al Escultismo de siempre que, muchos
de quienes lo dicen, ni siquiera han vivido. No lo han conocido. Unos porque se
incorporan mayorcitos al Movimiento Scout, otros porque han llegado al
Escultismo en esta fiebre de modernidad. Una fiebre de modernidad que está
desdibujando el Escultismo y el Método Scout.
Los
scouts más veteranos, muchos ya no están dentro de los grupos scouts, pero
siguen ahí, recuerdan con añoranza sus vivencias cuando muchachas o muchachos,
allá por los años 60, 70 y 80 en España, años en los que ya se distanciaban la
fundación del Movimiento Scout más de 50 años. Sin embargo, con la diferencia
de la Sociedad de primeros del Siglo XX a más allá de mediados del mismo, fue
radical, fue apasionante. El Movimiento Scout seguía siendo tan válido como lo
fuera en los primeros años del Siglo XX.
Desde
hace ya bastantes años, en España, se está viviendo una transformación del
Escultismo que llega prácticamente a no parecerse a lo que fuera. Nuevas ideas,
de nuevas personas, están inventando otro movimiento, que partió del
Escultismo, pero que va perdiendo el contacto con él. Sólo van quedando algunos
símbolos, aunque pocos. Excepto la pañoleta se ha perdido prácticamente todo lo
demás y, en algunos casos, hasta la pañoleta. Y ese otro movimiento al que
están derivando algunos el Escultismo en España es perfectamente válido, pero
no es Escultismo.
Me
atrevo a decir que prácticamente todas y todos los scouts veteranos o adultos
somos capaces de percibir esta evolución como una involución; pero alejados de
los grupos, sin ser escuchados en muchos casos por los cuadros de las
asociaciones, desistimos de intentar una recuperación de ese Escultismo, no
“tradicional” o arcaico, sino Escultismo.
Hay
una cierta decadencia en las asociaciones y grupos scouts, salvando honrosas
excepciones. Hay recelo hacia quienes reclaman el Escultismo, con sus formas,
su método, su sistema de patrullas, su base en la Naturaleza, la ayuda al
prójimo, la hermandad, la aventura. No se entiende que quienes queremos influir
en la recuperación del Escultismo en España no pretendemos más que eso, de forma
idealista y altruista, sin empeño en ocupar cargos ni dirigir a dirigentes.
Y
esto es recuperable. El Escultismo es recuperable, al menos mientras se
mantengan aquellas muchachas y muchachos que vivieron esa aventura y esa
ilusión, que la recuerdan con alegría, que son conscientes del efecto que haber
sido scouts ha causado en sus vidas. Muchos scouts adultos y veteranos
mantienen vivos –entre ellos- este debate que, gracias a las redes sociales, se
sostiene, se enriquece y se incrementa. Y se mantiene la ilusión de que todos y
todas los scouts, los más mayores y los menos mayores volvamos a entendernos en
el Escultismo, entendiendo por Escultismo lo mismo de siempre, con aprovechamiento
de los avances de hoy, pero sin transformar al Escultismo en algo que puede ser
otra cosa.
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